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lunes, 29 de abril de 2024

CINE CUBANO EN EPTV: VAMPIROS EN LA HABANA

lunes 29 de abril - 22 hs
Cine cubano en EPTV: Vampiros en La Habana (Juan Padrón, 1985)
Juan Padrón fue el creador de Elpidio Valdés, el personaje de dibujos animados que está anclado en la memoria sentimental de varias generaciones de cubanos. Las aventuras de este coronel del ejército mambí en su lucha contra los españoles estaban preñadas a partes iguales de humor y heroísmo. La serie sintonizó de inmediato con el ethos del carácter cubano y con la mitología del nacimiento de la gesta independentista. Como cantaba Carlos Varela en su “Memorias”: “no tengo a Supermán/tengo a Elpidio Valdés”.
El éxito le permitió a Juan Padrón lanzarse a proyectos más ambiciosos. Ya había incursionado en el largometraje en 1979, con una adaptación para la gran pantalla del propio Elpidio Valdés. Con ¡Vampiros en La Habana!, seis años más tarde, Padrón sorprendió a su público al despachar una historia totalmente alejada del personaje que le dio la fama, tanto en contenido y sentido del humor como en diseño.
Fue una sorpresa gozosa, cabría añadir. Porque ¡Vampiros en La Habana! es un descacharrante delirio en el que se mezclan géneros, referencias cinematográficas, guiños a la idiosincrasia isleña, reconstrucciones históricas y urbanísticas y un humor corrosivo muy para adultos –sexualidad explícita incluida– que terminó por colocar a la película entre los grandes clásicos de la cinematografía cubana.
El punto de partida de un guion que firma el propio Padrón con su hermano Ernesto, también dibujante, no puede ser más surrealista: la lucha de dos clanes de vampiros por hacerse con el control de una pócima que les permite soportar la luz del sol y cuyo inventor es un vampiro refugiado en La Habana. Su exilio cubano obedece a que el brebaje, denominado Vampisol, necesita grandes cantidades de ron y piña colada…
La acción está situada en los años treinta del siglo XX, lo que permite nimbar a los protagonistas, al igual que ocurría con Elpidio Valdés, con el halo de las luchas por la libertad. En esta ocasión la pelea es contra la dictadura de Gerardo Machado. La ubicación temporal también sirve para homenajear a una de las muchas edades de oro que ha tenido la ciudad: los clubes de salsa y latin jazz, ilustrados sonoramente por la abrasiva trompeta de Arturo Sandoval; las húmedas noches de fiesta por las calles de La Habana Vieja; el malecón al atardecer, donde coinciden enamorados y bandas de conspiradores; las pensiones y meubles a los que acuden parejas estrictamente heterosexuales –algún gag en ese sentido hoy sería completamente irreproducible–; las casonas de la oligarquía y las corralas del barrio, representando las aparentemente inamovibles diferencias de clase que saltarían por los aires tres décadas después; la catedral con las prostitutas que deambulan por sus arcadas y sus portales en busca de turistas trasnochados; los primeros convertibles llegados a la isla rasgando el silencio de la madrugada habanera…
Por esos escenarios, dibujados con una indisimulada intención evocadora, circula una galería de personajes entrañables que oscilan entre el “choteo” –ese barniz de humor irreverente que impregna el sentir cubano– con el coraje y la valentía de un pueblo siempre cimarrón. No hay contradicción. Ya Justo Planas, en su estudio sobre Elpidio Valdés, señalaba que Juan Padrón, de alguna forma, había logrado “conciliar la solemnidad de toda guerra con el carácter cubano, probando de una vez que no son excluyentes”. Este fresco incluye a la migración gallega, tan risible pero a la vez tan querible, pero deja fuera de cualquier consideración cariñosa a gringos y europeos, blancos de las puyas más ácidamente decoloniales.
La coctelera de referencias va desde las películas de terror de serie B de la Hammer Film Productions –comenzando ya en los títulos de crédito– hasta los filmes de gánsteres, del Scarface de los años treinta a El Padrino. La última media hora es puro slapstick acelerado, más cercano a Chaplin, Buster Keaton o Harold Lloyd que a los clásicos del cine de animación.El éxito de ¡Vampiros en La Habana! fue demoledor y catapultó a su creador a la fama más allá de las fronteras de Cuba. Han pasado casi cuarenta años y nuevas generaciones siguen enganchándose a las correrías de Werner Amadeus Von Drácula y su sobrino Pepito, Johnny Terrori, Al Tapone y Lola. Muchas frases de la película se han convertido en expresiones populares en la isla. Dos décadas más tarde Padrón dirigió una secuela, ¡Más vampiros en La Habana! Es una digna continuación, aunque no llega al nivel de su predecesora. En cualquier caso, los vampiros de Padrón forman parte ya de la memoria del celuloide cubano, a la misma altura que Memorias del subdesarrollo, Fresa y chocolate o La muerte de un burócrata.

domingo, 28 de abril de 2024

PODEMOS HACERLO, UN CORTO ANIMADO DEL CINE SOVIÉTICO CONTRA EL FASCISMO

puedes ver por EPTV
Corto soviético animado - Bárbaros fascistas: podemos hacerlo

Podemos hacerlo, 1970, dirigida por L. Atamanov. Soyuzmultifilm.
Una película contra la guerra sobre la capacidad de los individuos para prevenir la guerra.



Puedes ver EPTV:

SEMANA DE CINE CUBANO EN EPTV

Cine cubano a las 22 hs 
de lunes a viernes por El Pueblo TV

A las 22 hs. por El Pueblo TV



Lunes 29 de abril: Vampiros en La Habana - de Juan Padrón, 1985




Martes 30 de abril: Jose Marti: el ojo del canario - de Fernando Pérez, 2010




Miércoles 1 de mayo: La muerte de un burócrata - de Tomás Gutiérrez Alea, 1966




Jueves 2 de mayo: Lucia - de Humberto Solás, 1968




Viernes 3 de mayo: Cuba libre - de Jorge Luis Sánchez, 2015.









CINE LATINOAMERICANO EN EPTV: "EL ABRAZO DE LA SERPIENTE" DE CIRO GUERRA

domingo 28 de abril - 22 hs
CINE LATINOAMERICANO EN EPTV: "EL ABRAZO DE LA SERPIENTE" DE CIRO GUERRA
El abrazo de la serpiente es una de esas películas que confronta directamente con esta interrogación sobre cómo filmar aquello que se desconoce, una inquietud que puede parecer escrupulosamente biempensante, pero que es estéticamente insoslayable. Ciro Guerra, el cineasta colombiano del momento (y el más ambicioso de su generación), tomó un camino simbólicamente minado. En su película asoman todos los peligros de ciertas películas en las que unos y otros se encuentran o desencuentran: los indios amazónicos, los religiosos fervorosos, los hombres de la ciencia occidental. Dicho en otros términos, teología cristiana, sabiduría perenne y ciencia universal (y el incipiente capitalismo primitivo de la región) constituyen un cóctel de explosivos que exige precisión. Además, está el paisaje virgen de la selva amazónica, un ecosistema cuya contundencia clama por la sobreactuación. ¿Pudo el cineasta conjurar las delicias de la corrección política y la caligrafía esplendorosa?

sábado, 27 de abril de 2024

CINE LATINOAMERICANO EN EPTV: "LAS ANALFABETAS" DE MOISÉS SEPÚLVEDA

sábado 27 de abril - 22 hs
Cine latinoamericano en EPTV: "Las analfabetas" de Moisés Sepúlveda (2013)
En algunos de esos cuentos mínimos de Jorge Luis Borges, donde a partir de un encuentro casual en una librería, un tren o un café, tal o cual personaje relata un fragmento determinado de su vida, el escritor argentino traza con delicado virtuosismo ciertas historias que son en apariencia sencillas pero que al mismo tiempo poseen rasgos de intrincada profundidad. En ellas se exhibe una capacidad para encontrar en situaciones comunes y corrientes, el espacio para lo asombroso, como si siempre estuviera latente, en nuestras experiencias más ordinarias, un germen de universalidad. Parafraseando al propio Borges, Las Analfabetas es una película que destaca (si el oxímoron es tolerable) por su simple complejidad. La ópera prima del cineasta chileno Moisés Sepúlveda, responde a esta afirmación levantándose como un nítido ejemplo de economía narrativa, potencia visual y los alcances de la palabra hablada y escrita. La palabra misma es el eje articulador de toda la pieza, la que adquiere una dimensión central por el contenido del relato: Ximena (Paulina García) es una mujer mayor que toda su vida ha ocultado su analfabetismo. La mujer que habitualmente le lee ha caído enferma y la reemplaza su hija Jackeline (Valentina Muhr), una novata profesora de lenguaje que como proyecto personal intenta enseñarle a leer. Habituada como está a sus limitantes, Ximena se niega a aprender algo que le parece innecesario. Sin embargo, una carta de su padre, dejada como el único recuerdo de su lejana ausencia, hace que ambas mujeres comiencen una relación que va más allá de lo pedagógico, adentrándose cada vez más en el mutuo reconocimiento.

Las Analfabetas es una obra simple en la presentación de sus recursos. A primera vista, todo es compacto, todo está a la mano. No hay remolinos ni acrobacias narrativas, el cause dramático avanza en una sola dirección, sin personajes ni situaciones satélites, necesitando solo a las dos protagonistas para contar la historia. Gran parte de la acción ocurre en la casa de Ximena, que por cierto se muestra como un hogar tradicional, donde no parece abundar ni faltar nada de lo inmediato. Si bien todos estos rasgos puedes atribuírseles al origen teatral del guión –vestigios sobre los que volveremos más adelante-, la puesta en escena utiliza, con igual precisión y sin rimbombancias, las retóricas propias del lenguaje cinematográfico. Tanto la ambientación de la casa como el modo en que fue fotografiada, dibujan un naturalismo palpable a lo largo del metraje, que justamente demarca la intimidad de la vida privada como primer límite de las intenciones del film. Incluso el desenlace es sencillo, lo que no quiere decir que sea fácil o superficial, por el contrario, está a tono con la generalidad de la propuesta, apelando más bien a una profundidad de carácter emocional.

En sintonía con lo anterior, Las Analfabetas es una obra compleja en los recovecos de su trama. La película tiene la capacidad de superar el anecdotario al tejer delicadamente la gravedad de los temas que trata. Esa intimidad a la que hacíamos referencia, apela no solamente al circuito cerrado que aloja los acontecimientos, si no que también da lugar a actitudes y comportamientos ampliamente diseminados en nuestra sociedad. El secreto, el remordimiento, el tabú, son conductas arraigadas en la cotidianidad y precisamente hacen falta discursos que se sitúen en ese espacio para que hablen de ellas con propiedad. En términos visuales, es interesante el cómo a medida que la madeja dramática se va deshilvanando y los conflictos más subterráneos van emergiendo –la paralizadora inseguridad de Jackeline, la orfandad afectiva de Ximena-, la película empieza a oscurecerse, como si la penumbra fuera la atmósfera indicada para la sinceridad, como si el refugio que proveen las sombras aplacara la vergüenza de las confesiones. Es en presencia del claroscuro donde comenzamos a entender que el analfabetismo es de algún modo compartido, que las protagonistas sufren una suerte de ignorancia más primigenia, más fundamental, que las frustraciones son comunes, más allá del motivo singular que las produzca.

No deja de ser tentador vincular el trabajo de Moisés Sepúlveda con los conflictos educacionales que han marcado la agenda pública de nuestro país desde hace ya varios años. El tema no se enuncia directamente y más bien aparece de soslayo, no a partir del gran eslogan que ha movilizado la causa ciudadana –entiéndase “fin al lucro”, “gratuidad”, etc.- si no que, en la tónica de lo que veníamos mencionando, desde las singularidades que marcan lo fallido del sistema. Nadie se preocupó si Ximena aprendía o no cuando estuvo en el colegio, nadie reparó en sus propias dificultades. Cuando la calidad se mide a partir de estadísticas e indicadores, poco importa lo que sucede con una niña cualquiera, que asiste a clases más para rellenar registros y actas que para educarse, en el amplio sentido del término.

Si el oxímoron hasta ahora propuesto ha sido tolerado, nos gustaría concluir con la proposición de uno nuevo, relativo a la traducción de lo teatral a lo fílmico en la adaptación que origina esta película. Aquí el vínculo es consistente y va desde la participación del dramaturgo Pablo Paredes en la escritura del guión junto al director del film, hasta la reiteración de las actrices protagonistas en ambos escenarios. Haciendo el intento quizás imposible de esquivar juicios valóricos, llama la atención cómo a ratos, especialmente en algunos textos y en determinados acentos de la actuación, el antepasado teatral emerge con potencia en medio del horizonte cinematográfico, fisurando a ratos el universo autónomo de la representación fílmica. En ese sentido, se vuelve interesante preguntarse hasta qué punto el teatro y el cine coinciden, hasta dónde son antónimos, y cuánto pueden convivir sin despotenciarse el uno al otro. Se trata de una interrogante que podría demandar toneladas de literatura, y que obtiene en Las Analfabetas un claro ejercicio que transita en la frontera entre estas dos plataformas, sacando rendimiento de las ventajas y posibilidades que cada una ofrece.

viernes, 26 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV: "UNA HISTORIA SUECA DE AMOR"

viernes 26 de abril - 22 hs
Semana de Roy Andersson en EPTV: "Una historia sueca de amor"
El debut de Roy Andersson es ya un clásico, una película icónica en su género: una historia de amor entre adolescentes que es más universal que sueca, y que cuenta como pocas las tribulaciones, torpezas, ingenuidades y emociones del primer amor. Parr y Annika tienen quince años y se gustan. Por delante, encuentros, miedos y experiencias aún por estrenar. A su alrededor, desde el otro lado, miran los adultos con el desencanto a cuestas.
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jueves, 25 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV: "LA COMEDIA DE LA VIDA"

jueves 25 de abril - 22 hs
Semana de Roy Andersson en EPTV: "La comedia de la vida"
La comedia de la vida
Habla del ser humano, de sus grandezas y sus miserias, de sus alegrías y sus tristezas, de su seguridad en sí mismo y de su ansiedad. Un ser humano del que queremos burlarnos, pero que también nos hace reír. Es, sencillamente, una comedia trágica o una tragedia cómica sobre nosotros mismos.

miércoles, 24 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV: "CANCIONES DEL SEGUNDO PISO"

miércoles 24 de abril - 22 hs
Semana de Roy Andersson en EPTV: "Canciones del segundo piso"
Un caótico sinsentido
Los finales tienden al caos apocalíptico, aquel que se apodera de los gobiernos y las economías mundiales para transformarlos en pilas amorfas de materia humana exasperada. Algo parecido se puede observar en Canciones del segundo piso (Sånger från andra våningen, 2000), el tercer largometraje de ficción de Roy Andersson que se escabulle entre la ironía y el absurdo para relatar sus historias desde un sentimiento generalizado de desesperanza. Esta cinta del año 2000 se mueve bajo el pretexto del cambio de siglo que anuncia desastre y conmoción, al narrar una multiplicidad de historias protagonizadas por una pléyade bastante egocéntrica e infeliz de personajes principales.
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martes, 23 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV: "UN MUNDO DE GLORIA"

martes 23 de abril - 22 hs
Semana de Roy Andersson en EPTV: "Un mundo de gloria"
Hace unos días se anunciaba en el festival de Venecia el ganador del León de Oro, que recayó en el realizador sueco Roy Andersson, un cineasta y publicista con una amplia trayectoria en ambas facetas profesionales y que se caracteriza (en sus últimos trabajos para el cine) por una tendencia marcadamente existencialista. No en vano su cortometraje World of Glory puede considerarse como un manifiesto en que retrata la sociedad de su tiempo de una manera patética y que invita a la reflexión acerca de las problemáticas inherentes a este proceso infatigable y despersonalizador en pos del progreso, ah, el progreso. Así, se le atribuye a dicho corto un fondo crítico que apunta a los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y los posibles amiguismos de Suecia para con Alemania. En cualquier caso, no es lo que nos interesa, principalmente porque el retrato en escena va mucho más allá de aquellas coordenadas y pasa a convertirse en representación de las bajezas de Occidente como un todo que busca su perpetuación por encima de otras consideraciones.
El cortometraje se desarrolla, pues, sin sobresalto y sin estruendo, a partir de un puñado de hombres trajeados que condenan sin más ni más al humo de la inexistencia a unos cuantos desgraciados anónimos. Pasada esta primera escena, desagradable y perturbadora, se da por iniciado el descenso al hastío y el estancamiento más totales, erigiéndose el personaje principal en voz ridícula de sus coetáneos, todos ellos remedos de personas que se limitan a mirar desde un segundo plano, observar impacientes sus relojes o esperar ansiosos que el silencio regrese a instaurar paz en sus tareas meticulosamente programadas. Pareciera que el aire no fluyera entre los diversos planos estáticos que componen esta ahogada sinfonía del absurdo conformista, de ahí la sensación de acabamiento, de gris derrota y fatalismo entre las vértebras de un mundo que ha perdido su armonía y se ¿defiende? a base de ignorar cualquier factor externo que no entrañe un beneficio. Utilitarismo, que se dice.
Por suerte, el director no se queda aquí y amplía su registro con el ingrediente humor en las postales, y es que no hay nada más valioso que la risa filosófica para enriquecer la podredumbre y la falta de valores. Hablamos de humor y no gratuitamente, ya que hay pistas suficientes a lo largo del metraje para intuir esa pátina de divertimento tanto en la puesta en escena (véanse los rostros pintados de blanco carentes de expresión, los gritos fúnebres que invitan a la incredulidad, o la ineptitud imperante) como en el tratamiento de los diversos pilares temáticos, que parecen temblequear a cada segundo (familia, talento, religión, etc.). Andersson hará notar, así, la cosificación e intento de apropiación de todas las facetas de la vida para nuestro propio interés, haciendo inútiles las vías de escape o redención y permitiendo la retroalimentación del bucle esperpéntico actual.
Finalmente, al contrario que Bartleby, que «preferiría no hacerlo», la respuesta es no hacer nada diferente: seguir como hasta ahora y hasta siempre; apagar como se pueda aquellos gritos que nos buscan en la noche. Al plantarnos en la cara su cadáver de la gloria, el director nos invita a rebelarnos y aceptar la lucha por vivir dignamente la existencia.

lunes, 22 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV: "UNA PALOMA SE POSÓ EN UNA RAMA A REFLEXIONAR SOBRE LA EXISTENCIA"

lunes 22 de abril - 22 hs
Semana de Roy Andersson en EPTV: "Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia"
En 'Una paloma…', unos personajes al borde del abismo (un hombre a punto de suicidarse, una científica que experimenta con un mono) le espetan a su interlocutor telefónico la misma frase: Me alegra escuchar que estás bien. El mundo se hunde en un infierno de angustia, pero los habitantes del grand guignol de Roy Andersson siguen aparentando que todo va bien.
Nada extraño si atendemos a que el proyecto fílmico del cineasta sueco entrecruza el existencialismo de Ingmar Bergman, el surrealismo de Luis Buñuel, la comicidad de Jacques Tati y el manierismo monumental de Federico Fellini. Ambientada en un anacrónico Gotemburgo de cartón piedra, 'Una paloma…' (cierre de la trilogía abierta por 'Songs from the Second Floor' y 'La comedia de la vida') alcanza su clímax con la aparición de una gigantesca máquina de muerte colonialista, símbolo de un Occidente corrompido por la crueldad. El fuerte de Andersson son las metáforas de un mundo a la deriva, que conviven con unos esfuerzos algo menos afortunados por evocar un halo de humanidad. . 

domingo, 21 de abril de 2024

SEMANA DE ROY ANDERSSON EN EPTV

Roy Andersson a las 22 hs 
de lunes a viernes por El Pueblo TV
(...)Filosóficamente hablando, hay un hilo común que une todos los filmes de Andersson. Le preocupa el estado de la humanidad, la capacidad de los humanos para la guerra y el genocidio, la avaricia y la indiferencia, la fragilidad humana. Como muestran sus películas, incluso aquellos que intentan hacer lo correcto se ven superados por la crueldad insensible y la estupidez del mundo que los rodea. Viridiana, de Luis Buñuel, contiene una escena seminal para Andersson, en la que un hombre compra un perro para evitar que tenga que correr bajo el carruaje de su amo, solo para encontrarse con incontables carruajes con perros que sufren del mismo modo. Las películas de su trilogía humanista extraen inspiración visual de los grandes artistas mundiales, entre ellos Francisco de Goya, Honoré Daumier y Otto Dix, y las estanterías en su estudio están llenas de libros de arte. Pero Andersson acude también a la gran literatura para el ethos humanista de sus películas. Songs... estaba inspirada por el poema de César Vallejo Traspié entre dos estrellas; de hecho, según su propia filmografía, Andersson comenzó en 1978 una película que tituló provisionalmente Älskade vare de som sätter sig (traducción sueca de ‘Amadas las personas que se sientan’, un verso del poema de Vallejo), pero lo apartó solo para que evolucionara y se convirtiera en Songs... dos décadas después. La comedia de la vida estaba inspirada por las Elegías romanas de Goethe, de 1790. Y Una paloma sentada... es, en cierto modo, un homenaje al gran novelista Miguel de Cervantes; la película nos lleva a un viaje de momentos triviales con dos desventurados personajes a los que Andersson se refiere como “unos Don Quijote y Sancho Panza de los tiempos modernos”. El director lo describe como “un film que nos muestra la belleza de los momentos únicos, la mezquindad de los otros, el humor y la tragedia que están en nosotros, la grandeza de la vida y la fragilidad de la humanidad”. Es precisamente esa tragicomedia por la que Andersson se ha hecho conocido. Mientras que Chaplin era posiblemente el más hábil practicante de este arte a principios del siglo XX, Roy Andersson ha insuflado nueva vida para él en el siglo XXI. >>>>> https://festivalcinesevilla.eu/



A las 22 hs. por El Pueblo TV



Lunes 22 de abril: "Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia" (2014)




Martes 23 de abril: "Un mundo de gloria" (1991)




Miércoles 24 de abril: "Canciones del segundo piso" (2000)




Jueves 25 de abril: "La comedia de la vida" (2007)




Viernes 26 de abril: "Una historia sueca de amor" (1970)

DOMINGO 22 HS: LA REDOTA. UNA HISTORIA DE ARTIGAS

domingo 21 de abril - 22 hs: LA REDOTA. UNA HISTORIA DE ARTIGAS, de Cesar Charlone (2011)
En 1884, al famoso pintor Juan Manuel Blanes le ordenan retratar a Artigas. Lo único que tiene Blanes sobre él son apuntes y esquemas realizados en 1812 por un ex espía español, Guzmán Larra, quien habría intentado asesinar al caudillo. Siguiendo la peripecia trazada por Larra 70 años antes, Blanes encuentra a Artigas. En su travesía conoce el abandono y las cenizas dejadas por la patria fugitiva y el éxodo de sus 8 mil seguidores hasta el Ayuí. La redota se convierte, así, en dos búsquedas diacrónicas tras un mismo hombre: José Artigas.
>>>> Retina Latina


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sábado, 20 de abril de 2024

SÁBADO 22 HS: MURIERON POR ENCIMA DE SUS POSIBILIDADES

sábado 20 de abril - 22 hs
MURIERON POR ENCIMA DE SUS POSIBILIDADES de Isaki Lacuesta - 2014 -
En un manicomio coinciden un grupo de personas de diferente clase y condición que comparten, sin embargo, un drama común: la crisis económica les ha destrozado las vidas. Y están todos indignados, muy indignados con su situación. Por eso, van a elaborar un plan que va a hacer justicia: van a escapar del centro psiquiátrico y a secuestrar a un grupo de ricos relacionados con el Banco Central. Su objetivo: hacer que paguen ellos la crisis... Con los medios que sean necesarios.
No me creo que esta película sea de Isaki Lacuesta. No me creo que sea del mismo director que nos regaló maravillas fascinantes como "Cravan VS Cravan", "La leyenda del tiempo" o "La noche que no acaba". Está bien cambiar de registro de forma radical, e incluso es un riesgo que yo agradezco en los creadores y que dice mucho a favor de ellos. Ahora bien, a Lacuesta le ha salido la cosa muy torcida, demasiado torcida, extremadamente torcida. "Murieron por encima de sus posibilidades" es su segunda película de ficción pura tras el drama político de "Los condenados" y su primera incursión en el género de la comedia. Y es una infamia fílmica, un engendro terrible e increíble. Pretende ser una obra muy crítica con la crisis económica que estamos viviendo en España y en Europa desde hace ya casi nueve años, pero termina siendo un sucedáneo malo y transgénico de comedias canallas como las de las primeras películas de Alex de la Iglesia o el "Airbag" de Juanma Bajo Ulloa. Cierto es que se esfuerza Lacuesta por realizar un retrato político y social lleno de incorrección. No falta de nada: paro, corrupción, gente que ha perdido su hogar, recortes en sanidad y en educación, timadores, indignados, pobres muy pobres y ricos muy ricos, clasismo, hipocresía, niños pagando el pato, medios de comunicación manipuladores, políticos y empresarios haciendo leña del árbol caído. Sin embargo, todo es tan como he dicho bruto, que la crítica se pierde en el puro trazo grueso.
Y es que en "Murieron por encima de sus posibilidades" prima un humor malo, muy malo. Muy malo por obvio, por bruto, por tópico y típico y por a veces casi infantil (el gag de los alemanes que vienen a España a "salvar la papeleta" es de vergüenza ajena en toda su simpleza pueril). Y este humor se extiende a todo: a unos personajes planísimos y nada desarrollados y que encima son puros estereotipos, a unos diálogos pésimos y sin gracia ninguna, a unos gags absurdos en el peor de los sentidos, a una ambientación turbia artificial y exagerada y a una trama deslavazada, mal hilvanada, que salta de un lado a otro sin sensibilidad y que encima termina con un espectáculo que cae en el gore gratuito (que el gore está bien, pero cuando venga a cuento).
"Murieron por encima de sus posibilidades" tiene una idea de partida interesante y hasta transgresora (y miren que hoy es difícil ser transgresor): un grupo de personas que quieren hacer pagar la crisis a los culpables de su dureza, que además se han librado de sus golpes. Y además tiene un repartazo. En serio: su plantel de intérpretes es espectacular. Pero esta idea está desperdiciada y este desfile de caras conocidas no sirve para nada con semejante guión. No me logró desatar ni una sonrisa, me aburrió mortalmente y, además, me provocó vergüenza ajena en alguna que otra escena. Lo dicho: sigo sin creerme que Isaki Lacuesta haya hecho esto, una comedieta pésima y que incide en los peores tópicos del peor cine cómico español, el del casticismo rancio, el de los tópicos bestias y el de la canallada cutre. Un horror. Espero que este gran director vuelva a su camino habitual, porque vaya tela.
>>>> https://cinemagnificus.blogspot.com/


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viernes, 19 de abril de 2024

SEMANA DE JEAN-LUC GODARD EN EPTV: "TODO VA BIEN"

viernes 19 de abril - 22 hs
Semana de Jean-Luc Godard en EPTV: "Toda va bien"
Fragmentos del artículo: RESISTENCIA OBRERA Y UN GRUPO DE DOS POR PAULA LÓPEZ MONTERO
En Todo va bien se puede apreciar desde el título esa ironía característica del cine de Godard. Godard y Gorin se trasladan al mundo obrero recreando -como en un ejercicio dialéctico más cercano a La chinoise que a Un film como cualquier otro – el escenario de una fábrica de industria cárnica y la ocupación de la misma por los obreros por unas mejores condiciones de trabajo. Se vuelve a poner encima de la mesa esa recreación, la ocupación y la estructura conteniente del diálogo. Un ejercicio de mirada recreativa que pone en juego la explicitación del travelling en el que se puede apreciar todas las escenas de la fábrica en su conjunto como si de una casa de muñecas se tratara y como –ciertamente y más veladamente propone en La Chinoise-. Godard reflexiona cuatro años más tarde de aquellas ocupaciones de las fábricas, sobre su andanza cinematográfica en un ejercicio metarreferencial donde se pondrá en evidencia constantemente el rodaje de la propia película, sobre el cambio suscitado a raíz de 1968 y de si en realidad “Todo iba bien” en 1972.
(...) El filme, guiado por la narración de la pareja, al final no tiene -como mayo del 68- ningún cambio evidente, todo vuelve a su status quo y lo que se suscita es más una crisis nostálgica y pesimista de un intelectual que una ganas emancipadoras del propio modus operandi que se había impuesto tras el 68. A través del monólogo, el situacionismo, las metaficciones y referencias explícitas sobre la propia construcción cinematográfica se nos vehicula a su vez a través de una desasosegada reflexión sobre la historia: somos nuestros propios agentes de la historia. No hay colectividad, sino un sentimiento individualista incapaz de acción. Así termina con una voz en off Todo va bien: “Hay películas en las que el espectador se va del cine diciendo que él y ella sin duda salen de una crisis para entrar en otra y que así es la vida. Pero en esta película les dejamos a él y a ella mudos mientras se miran. Y diremos simplemente que él y ella han empezado a pensar en sí mismos como parte de la historia. Que cada uno pueda ser su propio historiador. Yo, Francia, 1972.” Todo va bien, Todo vuelve a su cauce. 
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jueves, 18 de abril de 2024

SEMANA DE JEAN-LUC GODARD EN EPTV: "SIN ALIENTO"

jueve 18 de abril - 22 hs
Semana de Jean-Luc Godard en EPTV: "Sin aliento"
Como la vida misma, el cine trae consigo muchas dicotomías. Una de las más discutidas, que ha generado textos, ensayos y postulados, es el cuidado del estilo en desmedro de la sustancia o viceversa. ¿Son necesariamente contrarios o deben complementarse para lograr la tan anhelada “película perfecta”? ¿Qué pasa cuando un filme sucumbe ante la tentación de la forma, y pone en un lugar preponderante el estilo, el “cómo se ve” por sobre lo que se quiere decir?
De los directores posmodernos, quizás el único que se salva de no ser juzgado bajo este prisma, sino simplemente venerado (no importa lo que haga o como lo haga), sea Quentin Tarantino. Lo cierto es que la razón de ser de uno de los directores emblemas del postmodernismo, y caníbal non plus ultra del cine B, tiene nombre y apellido: Jean- Luc Godard. La obra del llamado “alma revolucionaria de la Nueva Ola francesa” ha sido el principal referente a lo largo de la carrera de Tarantino y de muchos otros. Para muestra, un botón: Su productora, Band Apart, debe su nombre a la maravillosa película homónima del realizador de sus afectos.
No podemos olvidar a Godard. Es nuestro deber recordar quien es, sus descabelladas y fascinantes obras, su legado. Tarantino es solo uno de sus muchos discípulos que encontraron en su tratamiento de la forma una fuente inagotable de contenido e inspiración. Y es en Sin aliento donde el realizador francés eleva a la máxima expresión su afán por la estética, mientras construye con detalles la grandeza del todo.
El filme se centra en las desventuras de Michel Poiccard (Jean Paul-Belmondo), ladrón de mala muerte que, luego de asesinar a un policía, intenta escapar de la justicia y conquistar a Patricia (Jean Seberg), una estudiante de periodismo norteamericana que busca suerte en París. La cámara —manejada por Godard con virtuosa artesanía— sigue a Michel por la capital francesa con el mismo vértigo con que él sortea su propia imagen en las portadas de las crónicas policiales. Mientras agota sus posibilidades de escapatoria, Poiccard acentúa su descaro y su afán por no despertar simpatía alguna. Pero es esa misma desfachatez la que obliga, en cierta forma, a quererlo, a entender sus decisiones e incluso a hacernos cómplices de su actuar.
Sin aliento te deja, literalmente, sin respiración. No solo por la maestría de su ritmo y la fluidez de su edición, sino también por la forma en que rediseña y defiende una nueva idea de cine, que marcaría para siempre el devenir de tantas películas. Esas que sentimos, admiramos y amamos, pero que pocas veces nos preguntamos de dónde vienen o cuál es su razón de ser. Los protagonistas, Michel y Patricia, se transforman en cuerpos cinematográficos casi mitológicos, que se confunden con los actores que los interpretan y traspasan todo límite entre pantalla y tridimensionalidad. Él, un antihéroe forjado en el cine negro, sin ideales, motivaciones ni el encanto calculador de Humphrey Bogart, Gary Grant o Jean Gabin. Un galán cuyo leitmotiv es vivir acorde a sus impulsos y sobrevivir a la siguiente escena. Ella, una mujer que vive inmersa en sus pensamientos, atrapada en sus preguntas sin respuesta, enamorada fugaz y vividora intensa, dueña de una mirada nostálgica que nadie logra borrar.
Ambos, personajes y actores, son un retrato de la época en la que viven, además de estandartes del cine que proclaman. Esa congruencia entre ficción, narración, forma y contexto histórico-social es uno de los sellos del cine de Godard, que se extrapola también a toda la corriente tras la Nouvelle Vague. Una creación artística que vive inmersa en la dicotomía eterna entre representación y realidad, pero que lejos de entramparse y alterar su resultado, fluye en todas sus contradicciones y hace emerger una nueva fórmula, que se parece mucho a la vida.
En medio del frenesí del filme, Patricia hace una pausa y se apresta a entrevistar a un afamado escritor, en su primer trabajo como reportera para el New York Herald Tribune. Mientras intenta alzar su voz entre la multitud, el entrevistado clava sus ojos en ella. Patricia le pregunta: «¿Cuál es su máxima aspiración en la vida?», «Me gustaría ser inmortal y después morir», responde el escritor. Entonces, la esencia del filme comienza a tomar forma: ¿Cómo ser inmortal y después morir? ¿Cómo ser algo o alguien que no se es? ¿Cómo ser libre y, al mismo tiempo, atenerse a los límites intrínsecos del ser humano? Las acciones de Michel y Patricia son guiadas por estas contradicciones vitales, que al mismo tiempo los unen irrevocablemente. Y aunque el filme no entrega las respuestas, despliega las interrogantes justas, dejándolas inconclusas para quien se aventure a responderlas. Y, de paso, se vuelve una película inmortal.
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